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La violencia sexual se puede evitar en un 100%, y todos pueden contribuir con esa prevención.

Las normas sociales son los valores, las creencias y los comportamientos compartidos por un grupo de personas. Estas normas se basan en lo que en general se considera apropiado y aportan pautas no escritas sobre cómo se espera que las personas se comporten en la sociedad.

Algunas normas sociales pueden llevar a las personas a creer que es aceptable comportarse de manera perjudicial.

Las normas sociales que respaldan la violencia sexual y la desigualdad de género son un factor de riesgo para la violencia sexual o algo que hace que la violencia sexual tenga mayores posibilidades de existir.

Cambiar las normas sociales puede ayudar a fomentar comunidades más seguras e igualitarias. Podemos crear una sociedad libre de violencia sexual al negarnos a cumplir con las normas perjudiciales y, en cambio, apoyar las positivas.

CAMBIAR LAS NORMAS SOCIALES NEGATIVAS

Las normas sociales perjudiciales pueden reforzarse con el paso de los años, lo que hace que resulte más difícil desafiarlas. Pero esto no significa que sea imposible cambiarlas. Podemos cambiar las normas perjudiciales prestando atención a nuestras propias comunidades: nuestros hogares, vecindarios, escuelas y lugares de trabajo, y los espacios en Internet donde pasamos el tiempo. Cuando vemos que otros a nuestro alrededor normalizan la violencia y la desigualdad de género o se comportan de maneras que apoyan esas normas, podemos enfrentarnos a esas ideas y reaccionar ante esos comportamientos.

PROMOVER NORMAS SOCIALES POSITIVAS

Nuestra sociedad está compuesta de individuos y cada uno de ellos contribuye con el desarrollo y la perpetuación de las normas sociales. Como individuos, podemos ayudar a promover normas saludables y positivas sobre la masculinidad, el género y la violencia al modelar esas normas y difundirlas a través de nuestras redes sociales. Podemos comenzar por practicar la empatía y el respeto por quienes nos rodean.