En una comunidad vinculada, las personas sienten que importan, que pertenecen al grupo y se sienten cómodas siendo ellas mismas. Las comunidades vinculadas permiten que todos los miembros reaccionen ante comportamientos que hacen que su comunidad sea menos segura o inclusiva. Sin embargo, sabemos que no todas las comunidades permiten que cada miembro exprese su ser auténtico y pleno.

Luego de que #MeToo se volviera viral, hemos podido mantener conversaciones importantes sobre la violencia sexual y la manera en que nos afecta a todos en nuestras comunidades, en las redes o fuera de ellas. Ahora tenemos la oportunidad de analizar cómo las expectativas rígidas de la masculinidad juegan un papel en la perpetración de la violencia sexual y en la victimización.

The Atlantic publicó el artículo “The Miseducation of the American Boy”  (La mala educación del niño estadounidense) que detalla las experiencias de varios hombres jóvenes a medida que atraviesan el género y sexualidad, los grupos sociales y el estigma social, las citas y la virilidad. Desencadenó una conversación en Internet sobre lo que significa ser hombre y el modo en que se infunde la masculinidad tóxica en muchos de nosotros desde nuestros primeros años de formación.

Debido a que los estándares sociales definen la “masculinidad” en términos muy estrictos, muchos aprenden a una edad temprana a distanciarse de la calidez y la vinculación que buscan. Reprimir tantos sentimientos puede llevar al aislamiento y a comportamientos desadaptativos, que luego pueden manifestarse como expresiones violentas de poder y control, como la violencia sexual. ¿Cómo alentamos a los hombres y a los niños a romper los esquemas de la masculinidad y expresar una gama saludable de emociones?

Podemos comenzar por construir un sentido de comunidad. Los hombres y los niños que no encajan en el “casillero de hombre” o el molde estereotípico de lo que significa “ser hombre”, son más propensos a ser excluidos por otros e incluso pueden sufrir daño. Como se destaca en el artículo, el interés en el teatro musical, la atracción por otros hombres o simplemente expresar que una ruptura los ha alterado son solo algunas de las cosas que pueden hacer que alguien sea un paria/marginado en las comunidades definidas por formas tóxicas de masculinidad.

Debido a los efectos positivos que las comunidades vinculadas tienen en las personas, forjar la vinculación y desafiar las creencias dañinas y los estándares sociales en espacios dominados por niños y hombres ayuda a que sea menos probable que se produzca la violencia sexual. Algunos de esos efectos positivos son sentimientos de pertenencia y mayores niveles de empatía, que pueden contrarrestar las normas dañinas, como el aislamiento y la agresividad, que pueden llevar a que una persona cometa actos violentos.

Las siguientes son tres maneras en que podemos desarrollar comunidad en espacios que tradicionalmente han sido dominados por hombres y niños:

Redefina la masculinidad y sea un espectador activo. Todos pueden contribuir a cambiar la manera en que vemos a las personas en roles masculinos. La “masculinidad” no se limita solo al dominio, la agresión, el poder y el atletismo. “Ser hombre” puede significar muchas cosas diferentes, y todos tenemos la oportunidad de demostrar que la fuerza se puede encontrar en la compasión y la amabilidad. Si tiene la posibilidad, señale por qué ciertos chistes e insultos gratuitos pueden ser perjudiciales para otros. Por ejemplo, llamar a alguien “gay” o “niña” porque llora tiene implicaciones dañinas porque parecen indicar que esas identidades son menos dignas de respeto e ignoran que es normal expresar emociones tristes. Los niños comienzan a aprender y copiar los comportamientos de los demás a una edad temprana: cuanto antes reciban un ejemplo positivo, mejor.

Escuche a los demás. A muchos hombres y niños se les ha dicho que se queden callados y que “lidien con eso” cuando surge un problema. En lugar de eso, tómese el tiempo para escuchar las experiencias de los demás. A veces es difícil entender por lo que una persona está pasando porque no lo hemos vivido nosotros mismos. A menudo, todo lo que una persona necesita es que alguien la escuche y sienta empatía. Si alguien que conoce está pasando por un momento difícil, hágale saber que escucha lo que dice. En algunos casos, puede ser un reto hablar de problemas si el entorno no lo aprueba. Cuando pueda, dedique tiempo para hablar con alguien en privado para ofrecerle su apoyo. Trate de no interrumpir mientras la persona habla y evite emitir juicios. Cuando sea tu turno de hablar, trate de decir:

“Eso parece difícil de manejar. Estoy aquí si necesitas algo”.

“No sé cómo es eso, pero lamento que estés pasando por esa situación. ¿Puedo ayudarte de alguna manera?”

Continúe aprendiendo y adquiera una nueva perspectiva. Todos hemos vivido diferentes experiencias que definieron quiénes somos. Esas experiencias ejercen influencia sobre la manera en que miramos y atravesamos el mundo. Un  estudio del Pew Research Center de 2017 determinó que “más mujeres han sufrido acoso sexual en industrias dominadas por hombres respecto de las industrias dominadas por mujeres, una diferencia del 28% frente al 20%”. Si trabaja en una industria predominantemente masculina y un colega le revela una experiencia negativa que tuvo, sea digno de esa confianza. Puede ser natural querer decir cosas como “no puede haber sido tan malo” o “no creo que lo haya dicho de esa manera, solo estaba bromeando”, pero comentarios como esos pueden causar más daño. Es clave poder escuchar activamente, escuchar una perspectiva que puede haber sido desconocida para usted, y preguntarle a la persona qué puede hacer para ayudarla. Desafíe sus propias creencias y cualquier comentario que escuche que estereotipa la raza, el origen étnico, el género, la clase social, la religión o la orientación sexual de alguien.

Todos somos seres en progreso y está bien si no lo sabemos todo. El aprendizaje es un proceso de toda la vida; siempre hay espacio para crecer. Cuando tratamos de mirar las cosas desde la perspectiva de otra persona, comenzamos a ver más de lo que tenemos en común y menos de lo que no tenemos.


* NJCASA reconoce que el género es un espectro y que hay más de dos géneros. El uso de pronombres y lenguaje específicos de género no pretende excluir o asignar una identidad. Incluimos este lenguaje para reflejar lo que ha sido plasmado por investigadores y profesionales, reconociendo plenamente que puede ser limitante.

Este blog es parte de la iniciativa “A todos les importa”.

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